martes, 30 de octubre de 2012

La píldora y el acné


Publicado en El Espectador, Noviembre 1 de 2012 


María recién cumplía quince años cuando nos contó que la mayoría de sus compañeras de colegio en una pequeña ciudad francesa, muchas de ellas vírgenes, tomaban regularmente la pepa. Ante la sorpresa sobre esa forma de prevenir el embarazo adolescente aclaró sonriendo "es para el acné".

El acné tiene distintas causas, y una de ellas es el desequilibrio hormonal que, durante la adolescencia, hace aumentar la producción de sebo. La piel se torna grasa, se bloquean los poros y salen granos en la cara. Mujeres adultas también sufren de acné hormonal durante la menstruación. Hace varios años la medicina europea encontró que la píldora anticonceptiva, regulando las hormonas, disminuye el problema.

El "Grupo Colombiano de Estudio en Acné" estima que antes de los 21 años, más del 80% de la población ha sufrido la afección. Se sabe que es una fuente de incomodidad y discriminación para quienes a veces es más importante el aspecto físico que la vida social o académica. Dentro de las recomendaciones para su tratamiento, este grupo de dermatólogos no menciona la pepa.

Un revisión reciente de estudios sobre el efecto de los anticonceptivos en la piel -que cubría ensayos con más de 12 mil mujeres- concluyó que todas las píldoras analizadas disminuían el acné, sin divergencias apreciables entre ellas. La eficacia relativa de las pepas frente a los antibióticos u otros tratamientos contra el acné aún no se conoce.

Desde los años ochenta se encontró que las grandes diferencias observadas en las tasas de embarazo adolescente  entre países desarrollados no se explicaban por discrepancias en la actividad sexual. Además, que el uso de contraceptivos y en particular de la píldora entre adolescentes es más bajo en los EEUU, líder del embarazo precoz en el primer mundo.

Las adolescentes francesas se destacan por las tasas relativamente altas de utilización de métodos anticonceptivos para su primer encuentro sexual. Esta diferencia es especialmente marcada para la píldora. Un 15% de las mujeres sexualmente activas en Francia reporta haber recurrido a la pepa para protegerse en su primera experiencia sexual. En los EEUU la proporción es casi la mitad.  La mayor preferencia europea por métodos farmacológicos persiste en la vida adulta.

No se sabe hasta qué punto la aceptación de la píldora entre las francesas proviene de su uso temprano como remedio para el acné. En el otro extremo, intriga la baja popularidad de los métodos hormonales entre las adolescentes gringas. Lo que  resulta claro es que las decisiones contraceptivas de las primeras -con frecuencia pepa más condón- son mucho más eficaces (7 nacimientos por cada 1000 jóvenes) que las adoptadas por las adolescentes norteamericanas (55) y las demás anglosajonas (26).

Como sistema de incentivos para prevenir el embarazo juvenil, difícil imaginar algo más astuto que la costumbre francesa de regular el flujo de hormonas para combatir el acné. Anticoncepción subliminal se podría denominar esta receta que tiene la virtud, adicional a su eficacia, de no ejercer ninguna presión sobre la decisión de cuando darlo por primera vez.