Publicado en El Espectador, Octubre 18 de 2012
No toca
ser cura para criticar el preservativo. Tampoco hace falta leer minuciosos
estudios sobre la "primera vez" para señalar que en esa memorable oportunidad
dicho artefacto simplemente no encaja. Basta escarbar las memorias cercanas
para saber que se trata de algo incómodo que requiere pericia, que cuadra mal
con el romance, los excesos -de ganas, hormonas o alcohol- la angustia, la
desconfianza, la torpeza, la vergüenza, el afán o la primiparada. Y que es un
verdadero desastre con cualquier combinación de los ingredientes anteriores,
como ocurre con el primer polvo.
Los
trabajos sobre iniciación sexual en el país confirman que esa ocasión no es la
más apropiada para la capucha. Sobran sorpresas, accidentes o concesiones ante
la insistencia mientras faltan discusión y preparativos.
Jenny, 17 años, cuenta cómo "él salía más temprano
del colegio y me recogía en el mío. Todavía no éramos novios y una de esas
veces nos fuimos para la casa de él. Nos comimos el almuerzo y nos vimos una
película. Después nos empezamos a besar y ya, así quede embarazada". Para Andrea,
un año mayor, fue más sorpresivo. El novio de la hermana "fue a la casa a
visitarla, pero ni ella ni mis papás estaban. Entonces dijo que la iba a
esperar. Pasaron como cuatro horas y nada que llegaba y empezamos a jugar en mi
cuarto al beso prohibido y fue cuando nos acostamos". Silvia
de 15 años dice que quedó esperando en su primera relación. “Bailando y tomando
en una fiesta exageramos un poquito con el trago. Él se ofreció a llevarme a la
casa y me besó. Al día siguiente nos quedamos hasta tarde sólos … y ahí pasó
todo".
Los
testimonios anteriores, recogidos por estudiantes del Externado entre jóvenes
bogotanas de estrato medio, no son excepcionales. En la capital, de acuerdo con
una encuesta hecha por el CEDE en el 2003, las madres adolescentes empiezan
a ennoviarse justo después de la menarquia y tres años antes de la iniciación
sexual, que a su vez antecede en unos meses su primera relación
estable. El embarazo es casi simultáneo con ese noviazgo firme y para
cerca de la mitad de las encuestadas los métodos de planificación sólo llegan
después, tras esa experiencia. Dos de cada tres adolescentes dicen que no
recurrieron a ningún método porque el polvo crucial fue
inesperado. Incluso entre jóvenes de estrato medio y alto que usaron protección,
la decisión no siempre surgió de una discusión previa con la pareja.
Las
adolescentes caleñas se protegen mejor (64%) para su primer encuentro sexual
que las bogotanas. A pesar de que allí lo usual entre debutantes también es el preservativo,
la píldora y la inyección tienen muchísima más aceptación que en Bogotá.
Difícil saber hasta qué punto esa preferencia depende de que en Cali todas las
adolescentes del grupo focal realizado para el mismo estudio del CEDE “se
iniciaron con hombres mayores que ya habían tenido relaciones sexuales”
mientras que en Bogotá “la mayoría reportaron haber tenido relaciones sexuales
con parejas para quienes esa también era su primera vez”.
En la selección del método de planificación
posterior parece haber cierta inercia. Como anota Gina, de 18 años, “esa primera vez no nos cuidamos entonces
seguimos teniendo relaciones sin protección". El tipo de precaución
adoptada también depende de la actividad sexual, la estabilidad de la pareja y factores
aún misteriosos. En Bogotá, las jóvenes sexualmente activas pero sin pareja
estable prefieren mayoritariamente el condón (60%) mientras que en Cali optan
por la inyección (65%) seguida de la píldora (24%) con muy poco uso del
preservativo. Apartadas del discurso moderno tan adepto al incómodo artilugio,
no sorprende que las jóvenes caleñas no sólo se inicien sexualmente mejor
protegidas que las bogotanas, sino que presenten tasas de fecundidad inferiores.
Catalina Escobar ha recibido reconocimiento
internacional por su labor de apoyo a madres adolescentes cartageneras. Ojalá
el pragmatismo que ha llevado su Fundación tan lejos le haga ver que para
prevenir esa metida de pata es preferible mirar hacia el Valle y los fármacos que
hacia la Sabana y el látex. El condón fue inventado para gente con mucha más
cancha.