El slash (por
el símbolo /) es un género de literatura escrito y leído casi exclusivamente
por mujeres. Se trata de historias de amor en las que los protagonistas -una
pareja de hombres- son estrellas de TV, novelas policíacas, ciencia ficción,
espionaje o aventuras, como Sherlock Holmes y el Dr Watson. El dúo con el que
apareció esta peculiar veta a mediados de los setenta fue el de Kirk y Spock de
“Viaje a las estrellas” (Star Trek). Las fanáticas de la película empezaron a
idear sagas en las que un poderoso vínculo surgía entre estos dos personajes
(K/S) que, superando todo tipo de obstáculos, se convertían en amantes. A pesar
de la oposición de la fanaticada hacia esa visión de sus héroes, los K/Szines -revistas
sobre esa pareja- se siguieron produciendo. Luego vinieron Starsky/Hutch de la
serie televisiva con ese nombre, Ilya/Napoleón de Mister Solo, Batman/Robin y
muchos otros.
No se trata de
un fenómeno exclusivamente norteamericano. También surgió de manera casi
simultánea en Canadá, el Reino Unido, Australia y Alemania. Como parte del
universo manga, apareció luego una
versión japonesa para jóvenes.
Aunque los
protagonistas del slash se enamoran y mantienen relaciones íntimas entre ellos
se consideran heterosexuales, algunas veces bi y excepcionalmente gays. Las
autoras escriben, editan y publican cientos de historias e ilustraciones en una
industria artesanal que fue posible gracias a los programas de edición como
Page Maker y a las fotocopias baratas. Para finales de los ochenta, cuando toda
la producción se imprimía para ser distribuída por correo o vendida en
encuentros especializados, se estima que en los EEUU había medio millar de
fanáticas activas; las ediciones típicas de un /zine eran de ese orden. Con el
impulso que le dio internet a las publicaciones virtuales, la comunidad de
seguidoras se ha expandido notablemente y ya es difícil cuantificar su tamaño.
Hace un par de
décadas la etnóloga Camille Bacon-Smith entrevistó un grupo de autoras y
lectoras de slash que asistían a una convención en Nueva Inglaterra.
Caracterizó esa comunidad como exclusivamente femenina, de clase media, la
mayoría con grado universitario, solteras y heterosexuales. La proporción de
lesbianas y bisexuales era similar a la de la población total de mujeres.
Aunque las edades variaban entre los veinte y los setenta la mayor parte eran
treintañeras. Con la entrada masiva de lectoras jóvenes a través de la red la
edad promedio se ha reducido notablemente.
En otro de los
trabajos académicos sobre el slash, “Pornografía de mujeres para mujeres, con
amor”, Joanna Russ señala que esas historias de amantes masculinos que
demuestran genuino interés por el otro -no sólo por su cuerpo- y establecen un
verdadero compromiso mutuo, “describen la versión femenina de la sexualidad
protagonizada por dos cuerpos masculinos”.
Donald Symons,
reputado psicólogo evolucionista, dirigió la tesis doctoral de Catherine
Salmon, seguidora de ese género literario. Escribieron luego un corto y
sustancioso libro en el que establecen un paralelo entre el slash y la novela
romántica tradicional en la que el protagonista, un hombre duro, demuestra al
final su capacidad de amar. Sugieren que la reticencia para asimilar esos
nuevos héroes al mundo gay es como quedarse con el pan y con el queso. “La
lectora heterosexual se puede identificar con un personaje masculino y, además,
tenerlo disponible sexualmente”.
REFERENCIAS
Bacon-Smith, Caroline (1993). Enterprising women: television fandom and teh creation of popular myth. American Folklore Society. Google books
Russ, Joanna (1985). "Pornography by women for women, with love." Magic mommas, trembling sisters, Puritans and perverts: Feminist essays (1985): 79-99. Citado por Salmon & Symons
Salmon, Catherine & Donal Symons (2003). Erotic fiction, evolution, warrior lovers and female sexuality. New Haven and London: Yale University Press
Ejemplos de historias:
Suzan Lovett - The reading room